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El sector editorial, a diferencia de otros como el textil, por ejemplo, se encuentra rezagado en cuanto a sostenibilidad. El tema parece ser ignorado, y las grandes editoriales miran hacia otro lado mientras llevan adelante acciones insignificantes o de pequeños cambios que poco aportan al cuidado medioambiental. Por ello, autores de diversos rangos etarios, aunque sobre todo los más jóvenes, comienzan a preguntarse si es posible ver sus libros publicados en papel reciclado, como una manera activa de colaborar en un mundo que cada vez más siente sus recursos achicarse, destruirse o contaminarse.
Lamentablemente no son muchas las opciones disponibles en España para autoeditar con editoriales ecológicas. ¿Por qué? El precio del papel reciclado es más alto que el proveniente de la pasta de fibra de celulosa de madera. Esto se debe a que el proceso de reciclado es laborioso y muy complejo, pero también porque no existe la suficiente inversión para desarrollarlo.
¿Qué tienen en común José Saramago, José Cercas e Isabel Allende? Estos tres reconocidos autores, creadores de enormes obras literarias, han sido algunos de los primeros en exigir que la impresión de sus libros tenga un bajo impacto medioambiental. Así, por ejemplo, El bosque de los Pigmeos de Isabel Allende, es considerado como el primer libro impreso en España en papel reciclado. Podemos agregar a la autora ganadora del Novel, Alice Munro, a la extraordinaria Margaret Atwood y la ganadora del Pulitzer, Alice Walker, todas de extendida trayectoria literaria en Estados Unidos y Canadá que reclaman la utilización de papel ecológico en sus títulos.
Cambiar el modelo imperante significaría un replanteamiento económico y ecológico que los grandes grupos editoriales no parecen estar dispuestos a enfrentar. Al menos, no por ahora. Por ello, prácticamente todas las editoriales deciden mantener como materia prima papel de pasta de celulosa virgen. La gran mayoría ha implementado en los últimos años el papel FSC (Forest Stewardship Council), proveniente de bosques gestionados de manera sostenible. Aunque es una solución a corto plazo, estas medidas no son lo suficientemente potentes para marcar un cambio real.
Hay pocas editoriales en España que deciden dar un paso más hacia la sostenibilidad e implementar en sus productos el sello FSC reciclado, que no solo se trata de papel proveniente de bosques gestionados de manera responsable, sino que además es material reciclado. Aunque el papel reciclado no es infinito (puede reciclarse unas siete veces), utilizarlo sí que es una manera de colaborar a reducir la tala de bosques. Y este es el camino que deben tomar las ediciones del futuro.
En Peón Negro Editores contamos con el sello Arce, donde autoeditamos obras de ficción y no ficción con papel 100 % reciclado. Además, fomentamos un sistema de distribución responsable, trabajando directamente con librerías y descartando a las distribuidoras (salvo en ocasiones puntuales), para poder no solo generar un vínculo más fuerte con los libreros y acercar a quienes publicamos los libros con quienes los venden, sino también para reducir los envíos innecesarios.
Sigue leyendo: La sostenibilidad en la industria editorial
El sector editorial, a diferencia de otros como el textil, por ejemplo, se encuentra rezagado en cuanto a sostenibilidad. El tema parece ser ignorado, y las grandes editoriales miran hacia otro lado mientras llevan adelante acciones insignificantes o de pequeños cambios que poco aportan al cuidado medioambiental. Por ello, autores de diversos rangos etarios, aunque sobre todo los más jóvenes, comienzan a preguntarse si es posible ver sus libros publicados en papel reciclado, como una manera activa de colaborar en un mundo que cada vez más siente sus recursos achicarse, destruirse o contaminarse.
Lamentablemente no son muchas las opciones disponibles en España para autoeditar con editoriales ecológicas. ¿Por qué? El precio del papel reciclado es más alto que el proveniente de la pasta de fibra de celulosa de madera. Esto se debe a que el proceso de reciclado es laborioso y muy complejo, pero también porque no existe la suficiente inversión para desarrollarlo.
¿Qué tienen en común José Saramago, José Cercas e Isabel Allende? Estos tres reconocidos autores, creadores de enormes obras literarias, han sido algunos de los primeros en exigir que la impresión de sus libros tenga un bajo impacto medioambiental. Así, por ejemplo, El bosque de los Pigmeos de Isabel Allende, es considerado como el primer libro impreso en España en papel reciclado. Podemos agregar a la autora ganadora del Novel, Alice Munro, a la extraordinaria Margaret Atwood y la ganadora del Pulitzer, Alice Walker, todas de extendida trayectoria literaria en Estados Unidos y Canadá que reclaman la utilización de papel ecológico en sus títulos.
Cambiar el modelo imperante significaría un replanteamiento económico y ecológico que los grandes grupos editoriales no parecen estar dispuestos a enfrentar. Al menos, no por ahora. Por ello, prácticamente todas las editoriales deciden mantener como materia prima papel de pasta de celulosa virgen. La gran mayoría ha implementado en los últimos años el papel FSC (Forest Stewardship Council), proveniente de bosques gestionados de manera sostenible. Aunque es una solución a corto plazo, estas medidas no son lo suficientemente potentes para marcar un cambio real.
Hay pocas editoriales en España que deciden dar un paso más hacia la sostenibilidad e implementar en sus productos el sello FSC reciclado, que no solo se trata de papel proveniente de bosques gestionados de manera responsable, sino que además es material reciclado. Aunque el papel reciclado no es infinito (puede reciclarse unas siete veces), utilizarlo sí que es una manera de colaborar a reducir la tala de bosques. Y este es el camino que deben tomar las ediciones del futuro.
En Peón Negro Editores contamos con el sello Arce, donde autoeditamos obras de ficción y no ficción con papel 100 % reciclado. Además, fomentamos un sistema de distribución responsable, trabajando directamente con librerías y descartando a las distribuidoras (salvo en ocasiones puntuales), para poder no solo generar un vínculo más fuerte con los libreros y acercar a quienes publicamos los libros con quienes los venden, sino también para reducir los envíos innecesarios.
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El Proyecto
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info@peonnegroeditores.com
A finales del siglo XV, con el nacimiento del monasterio de Montserrat en Barcelona, se marca el comienzo de la larga y exitosa historia del mercado editorial en la capital catalana. Es aquí, de hecho, donde en 1499 se instaló la primera imprenta de la ciudad, que publicó en 1500 su primer título:” Exercitatorio de la vida spiritual”.
Sin embargo, no fue hasta los siglos XIX y XX cuando el sector editorial empezó su ascenso y desarrollo, que llevó a la ciudad de Barcelona a representar, a día de hoy, más del 50% de la producción y la facturación de la industria editorial en España, con más de trescientas editoriales.
En torno a este sector, no solo floreció el mercado del libro, sino, en sentido más amplio, diversas industrias complementarias, como la producción de carteles, tarjetas, cuadernos, y todas esas artes que tienen en común tres factores: la creatividad, la impresión y el papel.
Así fue como durante los primeros treinta años del siglo XX, la Esquerre de l’Eixample se convirtió en el centro de un verdadero distrito editorial, aglomerando empresas de producción, impresión y distribución. Es aquí, de hecho, que se instalaron la mayor parte de editoriales, imprentas y librerías, marcando el comienzo de un desarrollo que no muestra señales de detenerse.
Durante los años ‘60 del pasado siglo, gracias a la expansión económica, las editoriales que más habían logrado hacerse espacio pudieron evolucionar hasta absorber empresas más pequeñas, convirtiéndose en verdaderos colosos económicos. Es aquí que empieza el ascenso del Grupo Planeta.
El ferviente y apasionado entorno barcelonés, en primera línea en la promoción de la cultura del libro, atrajo un número creciente de escritores que buscaban publicar sus obras con editoriales reconocidas a nivel nacional. Hasta principios del siglo XXI, conseguir que una editorial aceptara un manuscrito para su publicación no era una tarea sencilla. Normalmente, cada propuesta pasaba por un proceso de selección y valoración muy estricto, que podía extenderse durante varios meses, con altas probabilidades de ser rechazada por parte de la editorial. Hay que pensar que las editoriales siempre tuvieron una cierta autoridad en el mundo cultural, y tenían la responsabilidad de escoger qué leería la gente.
Esto fue así hasta que alguien decidió cambiar el rumbo de la historia e inventar nuevos modelos editoriales que permitieran que una cantidad mucho mayor de escritores pudiera ver publicado su libro. ¿Cómo? A cambio de una suma de dinero que cubriera los gastos de edición en su totalidad o en parte. Se trata de los modelos de coedición y de autopublicación. De esta forma, los escritores podrían tener su obra publicada profesionalmente y, en algunos casos, verla llegar hasta las estanterías de las librerías. El efecto colateral de esta práctica es, claramente, que las editoriales no tienen ninguna seguridad de éxito ni de retorno asegurado de ventas. Por ello, buscan publicar la mayor cantidad de autores posibles para tener una cantidad de títulos que justifique las pocas ventas de cada uno de ellos.
Es así que se compone hoy en día el floreciente mercado editorial barcelonés, y que se ha extendido sin falta a toda España.
Las editoriales tradicionales trabajan con un plan de ventas que les asegura no imprimir más copias de las necesarias. Aún así, muchas veces los títulos quedan descatalogados y lamentablemente se tienen que tirar a la basura.
En el caso de editoriales de autopublicación o coedición, normalmente el autor se compromete a imprimir cierta cantidad de copias de su obra. Que se vendan más o menos, no es algo que se pueda prever. Es importante diferenciar las editoriales de coedición y autopublicación que, aún teniendo un filtro más amplio, siguen realizando una selección de los títulos a publicar de las que, simplemente, publican todo lo que les llega. Como consecuencia, en España se imprimen muchos más libros de los que realmente se leen. El desperdicio de papel que conlleva esta práctica es espantoso.
Según datos del Ministerio de Cultura y Deporte, en 2021 se publicaron en España 64.645 libros en papel, de ellos, el 97,5% eran nuevas ediciones. El mercado editorial español está pasando por una saturación de títulos, con tiradas cada vez más bajas, por lo que se estima que uno de cada tres libros que llegan a las librerías se acaba devolviendo a las editoriales.
En los últimos años, se ha levantado como tema de discusión el impacto medioambiental del sector editorial, debido a los nuevos modelos editoriales y al desequilibrio entre la cantidad de títulos publicados y el número de copias vendidas. Queda claro que todos los agentes de la cadena del libro deberían reformular sus procesos para minimizar el impacto ambiental. Un ejemplo de ello es que cada vez resulta más común que el papel utilizado en la fabricación de los libros esté certificado con el sello FSC como procedente de bosques gestionados de manera sostenible. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer, especialmente cuando se trata de editoriales que buscan obtener la mayor ganancia posible reduciendo al máximo los gastos. Prácticamente ninguna editorial a día de hoy apuesta por el uso del papel reciclado para sus publicaciones, por muy sorprendente que parezca, y la motivación es muy simple: es más caro que el papel virgen.
Pero quizás el cambio más necesario y más difícil de realizar es el que sucede en el ámbito cultural: reformular el sistema de lanzamiento masivo de títulos sobre el cual funciona el engranaje de la industria del libro en la actualidad.
Peón Negro Editores es una de las primeras editoriales a nivel nacional que apuesta por el uso del sello FSC Reciclado, certificando que cada una de sus publicaciones está fabricada a partir de papel 100% reciclado y producido de forma responsable.
Además, renuncia a trabajar con empresas de distribución, para reducir al máximo el número de envíos innecesarios y dar apoyo a las librerías locales, generando una red de librerías donde vender sus títulos
Descubre más sobre el proyecto aquí.
Sigue leyendo: La sostenibilidad en la industria editorial
A finales del siglo XV, con el nacimiento del monasterio de Montserrat en Barcelona, se marca el comienzo de la larga y exitosa historia del mercado editorial en la capital catalana. Es aquí, de hecho, donde en 1499 se instaló la primera imprenta de la ciudad, que publicó en 1500 su primer título:” Exercitatorio de la vida spiritual”.
Sin embargo, no fue hasta los siglos XIX y XX cuando el sector editorial empezó su ascenso y desarrollo, que llevó a la ciudad de Barcelona a representar, a día de hoy, más del 50% de la producción y la facturación de la industria editorial en España, con más de trescientas editoriales.
En torno a este sector, no solo floreció el mercado del libro, sino, en sentido más amplio, diversas industrias complementarias, como la producción de carteles, tarjetas, cuadernos, y todas esas artes que tienen en común tres factores: la creatividad, la impresión y el papel.
Así fue como durante los primeros treinta años del siglo XX, la Esquerre de l’Eixample se convirtió en el centro de un verdadero distrito editorial, aglomerando empresas de producción, impresión y distribución. Es aquí, de hecho, que se instalaron la mayor parte de editoriales, imprentas y librerías, marcando el comienzo de un desarrollo que no muestra señales de detenerse.
Durante los años ‘60 del pasado siglo, gracias a la expansión económica, las editoriales que más habían logrado hacerse espacio pudieron evolucionar hasta absorber empresas más pequeñas, convirtiéndose en verdaderos colosos económicos. Es aquí que empieza el ascenso del Grupo Planeta.
El ferviente y apasionado entorno barcelonés, en primera línea en la promoción de la cultura del libro, atrajo un número creciente de escritores que buscaban publicar sus obras con editoriales reconocidas a nivel nacional. Hasta principios del siglo XXI, conseguir que una editorial aceptara un manuscrito para su publicación no era una tarea sencilla. Normalmente, cada propuesta pasaba por un proceso de selección y valoración muy estricto, que podía extenderse durante varios meses, con altas probabilidades de ser rechazada por parte de la editorial. Hay que pensar que las editoriales siempre tuvieron una cierta autoridad en el mundo cultural, y tenían la responsabilidad de escoger qué leería la gente.
Esto fue así hasta que alguien decidió cambiar el rumbo de la historia e inventar nuevos modelos editoriales que permitieran que una cantidad mucho mayor de escritores pudiera ver publicado su libro. ¿Cómo? A cambio de una suma de dinero que cubriera los gastos de edición en su totalidad o en parte. Se trata de los modelos de coedición y de autopublicación. De esta forma, los escritores podrían tener su obra publicada profesionalmente y, en algunos casos, verla llegar hasta las estanterías de las librerías. El efecto colateral de esta práctica es, claramente, que las editoriales no tienen ninguna seguridad de éxito ni de retorno asegurado de ventas. Por ello, buscan publicar la mayor cantidad de autores posibles para tener una cantidad de títulos que justifique las pocas ventas de cada uno de ellos.
Es así que se compone hoy en día el floreciente mercado editorial barcelonés, y que se ha extendido sin falta a toda España.
Las editoriales tradicionales trabajan con un plan de ventas que les asegura no imprimir más copias de las necesarias. Aún así, muchas veces los títulos quedan descatalogados y lamentablemente se tienen que tirar a la basura.
En el caso de editoriales de autopublicación o coedición, normalmente el autor se compromete a imprimir cierta cantidad de copias de su obra. Que se vendan más o menos, no es algo que se pueda prever. Es importante diferenciar las editoriales de coedición y autopublicación que, aún teniendo un filtro más amplio, siguen realizando una selección de los títulos a publicar de las que, simplemente, publican todo lo que les llega. Como consecuencia, en España se imprimen muchos más libros de los que realmente se leen. El desperdicio de papel que conlleva esta práctica es espantoso.
Según datos del Ministerio de Cultura y Deporte, en 2021 se publicaron en España 64.645 libros en papel, de ellos, el 97,5% eran nuevas ediciones. El mercado editorial español está pasando por una saturación de títulos, con tiradas cada vez más bajas, por lo que se estima que uno de cada tres libros que llegan a las librerías se acaba devolviendo a las editoriales.
En los últimos años, se ha levantado como tema de discusión el impacto medioambiental del sector editorial, debido a los nuevos modelos editoriales y al desequilibrio entre la cantidad de títulos publicados y el número de copias vendidas. Queda claro que todos los agentes de la cadena del libro deberían reformular sus procesos para minimizar el impacto ambiental. Un ejemplo de ello es que cada vez resulta más común que el papel utilizado en la fabricación de los libros esté certificado con el sello FSC como procedente de bosques gestionados de manera sostenible. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer, especialmente cuando se trata de editoriales que buscan obtener la mayor ganancia posible reduciendo al máximo los gastos. Prácticamente ninguna editorial a día de hoy apuesta por el uso del papel reciclado para sus publicaciones, por muy sorprendente que parezca, y la motivación es muy simple: es más caro que el papel virgen.
Pero quizás el cambio más necesario y más difícil de realizar es el que sucede en el ámbito cultural: reformular el sistema de lanzamiento masivo de títulos sobre el cual funciona el engranaje de la industria del libro en la actualidad.
Peón Negro Editores es una de las primeras editoriales a nivel nacional que apuesta por el uso del sello FSC Reciclado, certificando que cada una de sus publicaciones está fabricada a partir de papel 100% reciclado y producido de forma responsable.
Además, renuncia a trabajar con empresas de distribución, para reducir al máximo el número de envíos innecesarios y dar apoyo a las librerías locales, generando una red de librerías donde vender sus títulos.
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A medida que avanzamos en el siglo XXI, hemos sido testigos de un cambio notable en la forma en que la gente consume contenido escrito. Los libros electrónicos, los dispositivos de lectura y las aplicaciones de lectura en línea han ganado terreno, lo que ha llevado a una disminución en las ventas de libros impresos. Sin embargo, los libros físicos tienen una base de seguidores muy leales. Y no parece que esto vaya a cambiar.
A pesar de la creciente popularidad de los medios digitales, los libros en formato físico siguen siendo una elección importante para muchos lectores. Tal como apuntan los datos de Statista, aunque en algunos países como China, México o India el libro digital empieza a tener cierta relevancia, en España seguimos teniendo predilección por el formato tradicional: el 52% de personas consultadas leen libros en papel, mientras que el 36% consumen libros en formato digital. Esto demuestra que los lectores aún valoran la experiencia táctil y la conexión emocional que proporciona un libro físico.
Fuente: Statista
Por otro lado, es importante considerar el impacto ecológico de los libros electrónicos. La fabricación de dispositivos electrónicos, la infraestructura de servidores y la generación de electricidad para alimentar estos dispositivos tienen un impacto ambiental significativo. La obsolescencia rápida de los dispositivos también genera residuos electrónicos. De hecho, según CCCB LAB «para que un ebook sea sostenible, es decir, que su impacto ambiental sea inferior al de sus equivalentes en papel, en él se deberían leer unos 322 libros de 110 páginas cada uno. Si la media de libros que lee una persona en Cataluña fuera de 10,9 libros al año, un dispositivo de lectura digital de libros tendría que durar 30 años para compensar su impacto ambiental».
La respuesta a la pregunta sobre si los libros físicos desaparecerán completamente es incierta. Como lo es todo en estos tiempos. Lo que es claro es que ambas opciones, los libros físicos y los electrónicos, tienen su lugar en el mundo de la lectura. La clave está en encontrar un equilibrio entre ambas formas de lectura y abogar por prácticas sostenibles en la producción y el consumo de libros físicos: informarse y pararse a pensar antes de tomar una decisión precipitada para tí y para el planeta puede ser el granito de arena que necesitamos para seguir adelante.
A medida que avanzamos en el siglo XXI, hemos sido testigos de un cambio notable en la forma en que la gente consume contenido escrito. Los libros electrónicos, los dispositivos de lectura y las aplicaciones de lectura en línea han ganado terreno, lo que ha llevado a una disminución en las ventas de libros impresos. Sin embargo, los libros físicos tienen una base de seguidores muy leales. Y no parece que esto vaya a cambiar.
A pesar de la creciente popularidad de los medios digitales, los libros en formato físico siguen siendo una elección importante para muchos lectores. Tal como apuntan los datos de Statista, aunque en algunos países como China, México o India el libro digital empieza a tener cierta relevancia, en España seguimos teniendo predilección por el formato tradicional: el 52% de personas consultadas leen libros en papel, mientras que el 36% consumen libros en formato digital. Esto demuestra que los lectores aún valoran la experiencia táctil y la conexión emocional que proporciona un libro físico.
Fuente: Statista
Por otro lado, es importante considerar el impacto ecológico de los libros electrónicos. La fabricación de dispositivos electrónicos, la infraestructura de servidores y la generación de electricidad para alimentar estos dispositivos tienen un impacto ambiental significativo. La obsolescencia rápida de los dispositivos también genera residuos electrónicos. De hecho, según CCCB LAB «para que un ebook sea sostenible, es decir, que su impacto ambiental sea inferior al de sus equivalentes en papel, en él se deberían leer unos 322 libros de 110 páginas cada uno. Si la media de libros que lee una persona en Cataluña fuera de 10,9 libros al año, un dispositivo de lectura digital de libros tendría que durar 30 años para compensar su impacto ambiental».
La respuesta a la pregunta sobre si los libros físicos desaparecerán completamente es incierta. Como lo es todo en estos tiempos. Lo que es claro es que ambas opciones, los libros físicos y los electrónicos, tienen su lugar en el mundo de la lectura. La clave está en encontrar un equilibrio entre ambas formas de lectura y abogar por prácticas sostenibles en la producción y el consumo de libros físicos: informarse y pararse a pensar antes de tomar una decisión precipitada para tí y para el planeta puede ser el granito de arena que necesitamos para seguir adelante.
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En la actualidad, la sostenibilidad se ha convertido en un tema clave que impulsa – o debería impulsar- cambios significativos en el mundo empresarial. La creciente conciencia sobre el agotamiento de recursos naturales, el cambio climático y la responsabilidad social ha llevado a las empresas a replantearse sus prácticas y adoptar un enfoque más sostenible en todas sus operaciones.
Las empresas, incluidas las editoriales, estamos siendo testigos de este cambio y estamos convencidos que debemos asumir un papel proactivo y de liderazgo en temas ambientales y sociales, porque la adopción de prácticas sostenibles no solo beneficia al planeta, sino que también se traduce en ventajas competitivas y oportunidades de crecimiento para todos nosotros.
El mundo de la edición, como parte de la industria cultural y creativa, tiene un papel relevante en la promoción de la sostenibilidad. Las editoriales tenemos la capacidad única de influir en la sociedad a través de la información y el entretenimiento que proporcionamos si nos enfocamos en catalizar un cambio positivo, significativo y real en una nueva forma de hacer literatura.
Pero, ¿cómo podemos contribuir?
La sostenibilidad no debe ser nuestra finalidad, sino una vía usual de desarrollo mediante la que podamos seguir aportando infinidad de ideas plasmadas en papel. Esta trayectoria de esperanza nos muestra que es posible forjar un futuro mejor y más equilibrado para todos.
Cada vez más empresas, incluidos nosotros, en Peón Negro, abrazamos la sostenibilidad como una oportunidad para transformar la manera en que trabajamos y respetamos la literatura. Este compromiso con prácticas más respetuosas con el medio ambiente, la sociedad y la cultura no solo es una respuesta responsable, sino una muestra de sensibilidad hacia las necesidades de nuestro planeta y comunidades: cada paso hacia la sostenibilidad es una semilla plantada para el mañana que deseamos.
En este viaje hacia un futuro sostenible, todos tenemos un rol crucial. Como ciudadanos conscientes y comprometidos, podemos hacer elecciones informadas y apoyar a las empresas que lideran con el ejemplo, guiando a otras en esta senda de transformación. Juntos, elevamos la voz de la sostenibilidad y, con cada decisión acertada, construimos un mañana que brille con la esperanza de un mundo mejor.
En la actualidad, la sostenibilidad se ha convertido en un tema clave que impulsa – o debería impulsar- cambios significativos en el mundo empresarial. La creciente conciencia sobre el agotamiento de recursos naturales, el cambio climático y la responsabilidad social ha llevado a las empresas a replantearse sus prácticas y adoptar un enfoque más sostenible en todas sus operaciones.
Las empresas, incluidas las editoriales, estamos siendo testigos de este cambio y estamos convencidos que debemos asumir un papel proactivo y de liderazgo en temas ambientales y sociales, porque la adopción de prácticas sostenibles no solo beneficia al planeta, sino que también se traduce en ventajas competitivas y oportunidades de crecimiento para todos nosotros.
El mundo de la edición, como parte de la industria cultural y creativa, tiene un papel relevante en la promoción de la sostenibilidad. Las editoriales tenemos la capacidad única de influir en la sociedad a través de la información y el entretenimiento que proporcionamos si nos enfocamos en catalizar un cambio positivo, significativo y real en una nueva forma de hacer literatura.
Pero, ¿cómo podemos contribuir?
La sostenibilidad no debe ser nuestra finalidad, sino una vía usual de desarrollo mediante la que podamos seguir aportando infinidad de ideas plasmadas en papel. Esta trayectoria de esperanza nos muestra que es posible forjar un futuro mejor y más equilibrado para todos.
Cada vez más empresas, incluidos nosotros, en Peón Negro, abrazamos la sostenibilidad como una oportunidad para transformar la manera en que trabajamos y respetamos la literatura. Este compromiso con prácticas más respetuosas con el medio ambiente, la sociedad y la cultura no solo es una respuesta responsable, sino una muestra de sensibilidad hacia las necesidades de nuestro planeta y comunidades: cada paso hacia la sostenibilidad es una semilla plantada para el mañana que deseamos.
En este viaje hacia un futuro sostenible, todos tenemos un rol crucial. Como ciudadanos conscientes y comprometidos, podemos hacer elecciones informadas y apoyar a las empresas que lideran con el ejemplo, guiando a otras en esta senda de transformación. Juntos, elevamos la voz de la sostenibilidad y, con cada decisión acertada, construimos un mañana que brille con la esperanza de un mundo mejor.
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